lunes, 10 de junio de 2013

La Princesa de Belén parte 2: La estrella



Esa noche comprendí como deben de sentirse los personajes de las películas de Almodóvar. Estaba atrapado en las redes de la lujuria de un personaje que parecía extraído de una mezcla entre película de terror y comedia. Y el lugar y sus personajes no parecían ser menos irreales que Dennis, pero no por ello dejaban de ser terriblemente reales y peligrosos.

La Salida

En ese momento de desesperación vi a lo lejos al pequeño Leo. Fui hacía él y le conté lo que sucedía y le pedí ayuda para salir. Me miró y me dijo que Dennis solía hacer eso y que siempre traía gente que venía a “panudearse” de ser médicos, abogados y más, pero que al final solo venían, engañaban y les salía el tipo por la culata al ser engañados por Dennis. Le dije que yo no mentía, que no tenía porque hacerlo y me volvió a preguntar si yo realmente era psicólogo y le dije que sí. Leo me miró fijamente a los ojos y me dijo “Te ayudaré a salir, pero si me estas mintiendo te buscaré y lo pagarás”. Le prometí que yo mismo lo buscaría para agradecerle y seguir conversando. No dijo nada mas, solo comenzó a caminar y me dijo “sígueme”.

Mientras Leo caminaba, todos le miraban en silencio y nadie intentaba siquiera acercarse. Me acerqué a Pepe y después de reanimarlo lo uní a la marcha. Sin desviar la mirada, Leo nos llevó hacia el riachuelo de desagüe. Al llegar ahí comenzamos a cruzar la madera que nos llevaría al otro lado del desagüe. Mis piernas temblaban ligeramente por el temor a perder el equilibrio y caer en el oloroso y desagradable río.  Sin embargo logré cruzarlo con exito. Desgraciadamente Pepe no tuvo la misma suerte pues cayó dentro del mismo y tuvimos que ayudarlo a salir. El pobre gordito borrachín apestaba a los mil infiernos pero tuve que dejarme de ascos pues debíamos salir de Belén. 

Leo nos llevó hacia un motocarista que estaba parado cerca y le dijo que nos condujera hasta la plaza de armas y que se asegure que lleguemos bien.Antes de luchar contra mi olfato al tener que subir al reducido espacio del motocarra volteé a darle una mirada de despedida a nuestro pequeño salvador. Leo no nos miraba, sus ojos tenían cierto aire a desesperanza, a estar acostumbrado a ser usado y olvidado.

El sueño de Leo

Al día siguiente y muy temprano bajé a Belén. No fue difícil ubicarlo. Todos lo conocían y lo ubiqué en la peluquería de una chica trans de la zona. Cuando Leo me vio frente a él me abrazó con mucha fuerza pues imaginó que realmente no iba a regresar a buscarlo. Esa tarde nos fuimos a almorzar a una pollería ubicada cerca a la plaza de armas y hablamos de su situación. Leo siempre soñaba con ser como las modelos que veía en la tele y bailar y ser feliz siendo como siempre había soñado ser. Pero temía la reacción de su familia y de la gente. Conversamos mucho y creo que más que un consejo, Leo necesitaba ser escuchado y recibir otras miradas diferentes a las que ya conocía de su entorno.

Al acabar de almorzar nos fuimos al bellisisimo malecón de Iquitos y nos tomamos una foto, la misma que aun tengo guardada como recordatorio de que en todos lados podemos encontrar almas buenas y pequeños héroes. Cuando nos despedimos. Leo se fue con un cuartito de pollo adicional para su mamá y muy contento de saber que siempre se podía confiar en los extraños. Lección tomada por ambos lados.
Pasaron muchos años para regresar a Iquitos y cuando volví ya no lo encontré pues me dijeron que había viajado. Y volví a ir en diferentes años a Iquitos y siempre me preguntaba que habría sido de Leo.

Una estrella

Años después, visitando iquitos, me encontraba en la extinta discoteca Asia y se me acercó una chica bellísima. Me miró y me abrazó muy fuerte y me di cuenta de que era Leo. Había hecho su sueño realidad y no sólo era bellísima sino que estaba feliz. Y me dijo que todo ese tiempo había estado viajando y trabajando en su cambio de sexo y que ahora hacia shows a veces y hasta modelaba. Me abrazó muy fuerte y me dijo muy despacito al oído “gracias” y yo le dije “gracias a ti por ayudarme aquella vez”. Nos sonreímos llenos de emoción contenida y nos despedimos pues debía irse ya que estaba con un grupo de amigos.

Y esa noche me di cuenta de que todo lo que se sueña puede hacerse posible, y en el camino siempre habrán piedras, inseguridades y miedo al rechazo y a la soledad, que las cosas pueden parecer imposibles y hasta causar dolor pensar en ellas como inalcanzables, pero que si seguimos soñando y deseando y caminando hacia sueño, nada es imposible. Gracias princesita de Belén por la enorme lección y sigue creando y cumpliendo tus sueños. Sigue creandote a ti misma y creando a esa persona que siempre has sido pero que estaba guardada en tu interior. Y como bien decía la Agrado en su famoso monologo  en la maravillosa “todo sobre mi madre”:

Uno es mas autentico cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí mismo.